Infecciones respiratorias y herpes zóster ligados a un mayor riesgo de desarrollar mieloma múltiple

Los hallazgos de un estudio reciente indican que haber padecido ciertas infecciones se asocia con un riesgo incrementado de desarrollar mieloma múltiple.
El estudio se basa en datos de más de 15.000 pacientes estadounidenses y de 200.000 personas de la población general, también de EEUU. No se incluyeron en el análisis las infecciones padecidas por pacientes con mieloma en el año anterior al diagnóstico.
Los investigadores vieron que en los participantes en el estudio que eran diagnosticados con mieloma múltiple había una mayor incidencia de infecciones de aparato respiratorio o herpes zoster un año o más antes del diagnóstico, comparado con los individuos de edad y sexo similar pertenecientes al grupo de población general.
Además, un historial de infecciones se asociaba con un mayor riesgo de ser diagnosticado de mieloma incluso cuando los autores se centraban en los episodios infecciosos acaecidos varios años antes del diagnóstico de mieloma.
Estos hallazgos – en particular el relativo al significado de las infecciones varios años antes del diagnóstico de mieloma - sugieren que la infección puede jugar un papel en el desarrollo del mieloma múltiple, según los investigadores. Las bacterias o virus causantes de infecciones pueden jugar un papel directo y desencadenar el inicio del mieloma, o bien su impacto puede que sea indirecto, tal vez por medio del proceso inflamatorio que generan.
Los autores también admiten que sus hallazgos podrían reflejar que el mieloma, incluso en su fase más precoz, compromete el sistema inmunitario del paciente, haciendo que éste tenga más probabilidades de desarrollar procesos infecciosos. Las infecciones “pueden ser una manifestación de un problema inmunológico subyacente, presente varios años antes del diagnóstico de mieloma múltiple, y por tanto pueden ser parte de la historia natural de la progresión de la enfermedad”.
Introducción
Se sabe que los pacientes con mieloma múltiple son más propensos a padecer infecciones debido a su sistema inmune debilitado. Las células cancerosas se acumulan en la médula ósea del paciente, limitando así la producción de glóbulos blancos y rojos sanos. Puesto que los glóbulos blancos son los responsables de la producción de anticuerpos, la capacidad del organismo para luchar contra agentes patógenos está limitada.
No está tan claro si un historial de ciertas infecciones de repetición se asocia con un incremento en el riesgo de padecer mieloma múltiple.
Por un lado, hay varios trabajos publicados que demuestran que haber padecido neumonías se asocia con un mayor riesgo de desarrollar mieloma múltiple y su enfermedad precursora, la gammapatía monoclonal de significado incierto.
Por otro lado, no parece tan firme la asociación de otros tipos de infecciones con la aparición del mieloma – tal vez en parte porque se trata de estudios sobre muestras formadas por un pequeño número de pacientes.
Así las cosas, los autores del trabajo decidieron analizar historias clínicas de grandes grupos, tanto de pacientes con mieloma como de población general para determinar si existe una asociación entre una historia de infecciones y la aparición de mieloma múltiple.
Material y métodos
Para este trabajo, investigadores de la Queens University de Belfast, en Irlanda del Norte, y el organismo norteamericano National Cancer Institute (NCI) recopilaron datos de dos fuentes distintas.
La primera fue la base de datos “SEER-Medicare” del CNI. El CNI creó la SEER-Medicare juntando historias clínicas de pacientes almacenadas en la base de datos SEER (siglas en inglés de Vigilancia, Epidemiología y Resultados Finales), que es una fuente primordial de estadística sobre el cáncer en Estados Unidos, con historias clínicas de personas acogidas en el programa estadounidense Medicare –el sistema público de Seguridad Social destinado a atender ciudadanos norteamericanos a partir de 65 años de edad.
La base de datos SEER-Medicare facilitó información sobre 15.318 pacientes con mieloma múltiple diagnosticados entre 1992 y 2005, y que tenían 66 años de edad o más en el momento de ser diagnosticados. Aproximadamente dos tercios de los pacientes con mieloma (64 por ciento) fueron diagnosticados entre 1999 y 2005.
Los datos procedentes de Medicare integrados en la base de datos SEER-Medicare permitió a los investigadores determinar con qué frecuencia había acudido al hospital cada paciente debido a procesos infecciosos en los años previos a ser diagnosticados de mieloma.
La segunda fuente de información de la que se sirvieron los autores fue una base de datos secundaria formada por beneficiarios de Medicare que el CNI desarrolló específicamente para poder establecer comparaciones con la base de datos SEER-Medicare. La base de datos secundaria incluye una muestra formada aleatoriamente por el 5 por ciento de todos los pacientes beneficiarios de Medicare durante el periodo analizado.
De esta base de datos secundaria, 200.000 pacientes fueron seleccionados porque tenían edad y sexo similares a los pacientes con mieloma de la base de datos SEER-Medicare.
La edad media de los pacientes tanto en la base SEER-Medicare como en el grupo control de Medicare estaba entre 75 y 79 años. Los autores admiten en su artículo que la avanzada edad de los pacientes del estudio puede limitar la posibilidad de generalizar los resultados a todos los pacientes con mieloma. En los Estados Unidos la edad media de los pacientes de mieloma en el momento del diagnóstico es de 69 años.
El análisis del estudio se limitó a las infecciones ocurridas más de 13 meses antes del diagnóstico. Se tuvieron en cuenta las infecciones documentadas en la historia desde 13 meses antes del diagnóstico, así como las infecciones registradas durante cuatro periodos de tiempo definidos antes del diagnóstico: 13 a 30 meses, 31 a 48 meses, 49 a 72 meses, y más de 72 meses (seis años).
Las infecciones analizadas incluyeron las de vías respiratorias, las gastrointestinales, las de vías urinarias y las infecciones de la piel.
Resultados
En conjunto, los pacientes con mieloma tenían una mayor incidencia de infecciones en comparación con la población general, tanto de aparato respiratorio (tales como bronquitis, gripe, pulmonía y sinusitis), como herpes zóster y cistitis (infección de vías urinarias).
Los autores vieron que la mayor asociación se daba entre haber padecido herpes zoster y desarrollar mieloma múltiple. Las personas diagnosticadas de mieloma tenían un 39 por ciento más de probabilidades de tener antecedentes de herpes zoster que el grupo de la misma edad y género de la población general.
De la misma forma, una historia de neumonía era 27 por ciento más probable entre pacientes con mieloma que entre la población general, y la gripe era un 18 por ciento más probable en los pacientes con mieloma.
Por otro lado, el catarro común, infecciones de riñón o gastrointestinales no tenían asociación aparente con el desarrollo del mieloma, en comparación con la población general.
Además se vio que una historia de herpes, neumonía, bronquitis y sinusitis era más probable en los pacientes con mieloma que en la población general en todos los tramos de tiempo estudiados, incluido el de seis años o más previos al diagnóstico.
Es destacable que los pacientes con mieloma eran más susceptibles de haber padecido herpes (48 por ciento más probable que en la población general), pulmonía (41 por ciento), bronquitis (29 por ciento) y sinusitis (28 por ciento) en el periodo comprendido entre 31 a 48 meses antes del diagnóstico.
Los autores sugieren que estos datos pueden indicar que el sistema inmune de los pacientes con mieloma es más débil durante los 31 y 48 meses antes del diagnóstico.
O puede que signifique que ciertas infecciones durante este periodo podrían ser capaces de iniciar procesos que eventualmente pueden dar lugar a la aparición de un mieloma múltiple.
¿Son las infecciones un factor de riesgo para el mieloma?
Los autores dejan claro en su artículo que sus hallazgos no demuestran que las infecciones suponen un riesgo para desarrollar mieloma. Admiten que es posible que la relación causa - efecto vaya en la dirección contraria, esto es, que un mieloma silente, sin diagnosticar aún, puede incrementar el riesgo de padecer infecciones.
Sin embargo, dejan una pregunta en el aire acerca de si la infección puede de hecho incrementar el riesgo de padecer mieloma múltiple.
Un hallazgo clave en su estudio a favor de esta hipótesis es el hecho de que los pacientes con mieloma tienen más a menudo antecedentes de infecciones bastante antes del diagnóstico. Parece “improbable”, dicen, que un mieloma no diagnosticado aún sea capaz de incrementar el riesgo de infecciones con tanta antelación.
Además los autores han visto que el herpes – que en este trabajo han demostrado una fuerte correlación con el desarrollo del mieloma - también se ha asociado con otros cánceres hematológicos, incluyendo ciertas formas de linfoma y leucemia.
De la misma forma, la inflamación, una respuesta normal del cuerpo a la infección, se sabe que es un proceso que puede iniciar varios tipos de cáncer. En este sentido, los autores señalan que ciertas infecciones se asocian con mayor riesgo de aparición de mieloma, y que la mayoría de estas infecciones no se deben a un único virus o bacteria.
Este hecho sugiere que “es la reacción inflamatoria más que la exposición a un agente patógeno en particular lo que puede estar asociado con la aparición de un mieloma múltiple.
Para más información lea el resumen del trabajo publicado en el International Journal of Cancer (en inglés).
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